El pájaro robótico PigeonBot II, probado con éxito en un túnel de viento y de manera autónoma al aire libre, logra volar de manera similar a estas aves, sin aleta vertical. Sus aplicaciones abren el camino para diseñar aviones más eficientes en combustible.
Los quirópteros que utilizan la ecolocalización —la capacidad de conocer su entorno por medio de la emisión de sonidos y de la interpretación del eco que generan— poseen un mapa cognitivo acústico de su área de residencia, lo que les permite navegar distancias de varios kilómetros.
Técnicas de imagen, IA y una mosca robótica. Así han analizado investigadores de EE UU el funcionamiento de esta complicada articulación de los insectos. Los resultados podrían aportar información sobre las innovaciones biomecánicas que condujeron a la evolución de su vuelo.
Conocidos como mosquitos ogro, estos insectos, protagonistas del #Cienciaalobestia, realizan rápidas y precisas capturas de presas en el aire sorteando cualquier tipo de obstáculos. Intrigados por la habilidad para ajustar la trayectoria de su vuelo, un equipo de científicos ha analizado las razones de su éxito, una información que puede aplicarse al diseño de robots, aviones no tripulados y drones.
Un equipo de entomólogos ha descubierto que las peculiares estructuras alares y forma de ‘nadar’ en el aire del escarabajo de ala emplumada, un coleóptero de menos de medio milímetro, le permiten volar a velocidades similares a las que alcanzan otros insectos que lo triplican en tamaño.
Desde mediados del siglo XX, los científicos están convencidos de que los vencejos comunes, que pueden permanecer hasta 10 meses volando, comen y duermen en el aire. Un nuevo estudio demuestra que no son los únicos. Los vencejos pálidos, protagonistas de #Cienciaalobestia, pueden volar también durante varios meses, por lo que estas aves estarían en realidad diseñadas para la vida área.
Un equipo de la Universidad Carlos III de Madrid ha desarrollado un algoritmo que maximiza la previsibilidad de los vuelos y reduce el riesgo de toparse con fenómenos tormentosos. El objetivo es mejorar la seguridad, aumentar la capacidad del tráfico aéreo y reducir los retrasos.
Un fósil de arqueoptérix ha servido a los científicos para zanjar una vieja discusión. Gracias a su análisis, por fin han probado que hace 150 millones de años estas aves aleteaban y no solo planeaban de forma pasiva. Sin embargo, su vuelo tenía que ser distinto al de los pájaros actuales. Los resultados de la investigación cambian lo que sabíamos sobre el origen del vuelo.
El estudio aerodinámico de Concornis lacustris y Eoalulavis hoyasi, dos pequeños pájaros del yacimiento de Las Hoyas (Cuenca), indica que pudieron usar hace 126 millones de años un vuelo ondulado ‘a saltos’, típico de muchas especies modernas. Este hallazgo evidencia que las aves desarrollaron estrategias para mejorar su eficiencia de vuelo en una fase muy temprana de su evolución.