El traslado de ejemplares de fauna silvestre desde un lugar a otro se ha convertido en una herramienta de restauración ecológica utilizada en todo el mundo. En unos casos se emplea para salvar a especies en peligro de extinción y en otros para recuperar procesos naturales en los ecosistemas, según cuenta Ignacio Jiménez, especialista en translocación y conservación de la UICN.
Este año se han reunido en el Oceanogràfic de Valencia varios expertos mundiales en la reintroducción y translocación de especies animales, un encuentro que coordinó Ignacio Jiménez, técnico de la Fundación Global Nature y miembro del Grupo de Translocación para la Conservación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
“Translocación es un término más amplio que reintroducción”, aclara el experto, “porque no solo incluye traer de vuelta lo que estaba y ya no está (reintroducir), sino también reforzar una población existente, como el lince en Sierra Morena, por ejemplo; o lo que es más novedoso, recuperar procesos ecológicos, como ha ocurrió en isla Mauricio, donde se extinguieron sus tortugas de tierra y se han translocado tortugas de las Seychelles, que no son nativas pero ocupan su rol ecológico de gran herbívoro”.
Jiménez explica que, dentro del marco de la restauración ecológica, la translocación es la herramienta que emplea para volver a traer piezas que formaban parte del ecosistema original, y recuerda algunas de las experiencias de los cinco continentes que se presentaron y debatieron durante el encuentro en Valencia.
En los años 70 Indira Gandhi promueve la creación de las reservas para tigres (Tiger Reserves) con la lógica de que si se conserva esta especie –emblema nacional– se protege también la biodiversidad. Desde entonces, se han reintroducido ejemplares de este felino en cuatro parques de la India, con mejores o peores resultados dependiendo de factores como la propia gestión del espacio protegido o el nivel de apoyo de la población local y foránea.
El Wildlife Institute of India ha asesorado a diversos estados para realizar estas reintroducciones del tigre, y ahora se ha embarcado en un proyecto similar con el guepardo, que desapareció de la India en los años 50. Tras realizar diversos análisis genéticos con muestras antiguas y actuales, la idea es traer ejemplares de África (de Namibia o Sudáfrica), ya que no es viable tomarlos de la reducida población de guepardos asiáticos que queda en Irán.
Técnicos de la India anestesian a un tigre para su traslado. / Wildlife Institute of India
El Parque Nacional Iberá, situado en la provincia de Corrientes al norte de Argentina, es un área pantanosa muy bien conservada porque apenas hay población, aunque en el pasado la presión de los cazadores acabó con gran parte de su fauna. Para restaurarla se trajeron especies como el oso hormiguero y el venado de las pampas, aunque la vuelta del principal predador, el jaguar, fue fundamental por su rol ecológico.
Además, este félido forma parte de la identidad cultural de los habitantes de la zona, con fuertes raíces guaranís.
Actualmente hay 12 jaguares libres por el parque, con gran apoyo de la sociedad correntina. Gracias al asesoramiento de la Fundación Rewilding Argentina, se han liberado tras un proceso técnico muy complicado a partir de ejemplares silvestres (recuperados de centros de rescate) o hijos de jaguares de zoológicos pero nacidos y criados en el ambiente natural del área de liberación en el Iberá.
La translocación de jaguares al Parque Nacional Iberá no ha sido para salvar a la especie (distribuida desde México a Argentina), sino por su rol de gran depredador en el ecosistema. / Karina Sporring Tobuna & Nahuel
La caza furtiva y la pérdida de su hábitat ha reducido drásticamente las poblaciones de las dos especies de rinocerontes de África, el blanco y el negro, aunque en las últimas décadas se ha logrado que vuelvan a prosperar en algunos santuarios protegidos. En algunas reservas privadas y parques nacionales de Sudáfrica, sus gestores han logrado recuperar a las dos especies hasta tal punto de tener superávit para poder ‘exportar’ algunos ejemplares a estados vecinos como Botsuana y más lejanos.
No es fácil llegar a acuerdos entre países para este tipo de translocaciones, pero se ha conseguido mover 30 rinocerontes desde Sudáfrica hasta Ruanda y se han adaptado bien. Gracias a esta iniciativa intergubernamental vuelve a haber rinoceronte blanco en un país que sufrió una guerra devastadora. En concreto, en el Parque Nacional de Akagera, que estaba abandonado y ahora vuelve a ser mucho más funcional en términos ecológicos y económicos.
Rinoceronte anestesiado en Sudáfrica. / Markus Hofmeyr
Australia ha sufrido más pérdida de mamíferos nativos que ningún otro continente. Al ser la mayoría marsupiales, no tuvieron defensas cuando llegaron los pobladores occidentales con sus animales domésticos. El mayor problema es que los gatos cimarrones y los zorros introducidos desde Europa se comen a la fauna autóctona.
Para protegerla, la organización Australian Wildlife Conservancy ha creado áreas libres de depredadores exóticos, delimitando el territorio con enormes y costosos cercos. Una vez cumplido ese objetivo en diversas zonas del país, sus técnicos han logrado traer de vuelta 19 especies de marsupiales, algunos amenazados como los cuoles, numbats, bandicuts, betongs y ualabíes.
Ualabí o pequeño canguro reintroducido en zonas de Australia. / Australian Wildlife Conservancy Wallaby
Las reintroducciones del lince ibérico –el felino más amenazado del planeta– en diversos territorios de la geografía española (Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha) son conocidas y han servido de referencia en otros países. Sin embargo, existen más ejemplos de translocaciones en España, realizadas habitualmente por las administraciones central y autonómicas, instituciones científicas y grupos conservacionistas.
En el caso de las aves, destaca el caso del quebrantahuesos en la Sierra de Cazorla (Jaén), los Picos de Europa y el Parque Natural de la Tinença de Benifassà de Castellón (Comunidad Valenciana), donde, por ejemplo, han llegado ejemplares de Andalucía y Austria. Por su parte, el calamón (Porphyrio porphyrio), estaba extinto y hoy se puede ver en la Albufera de Valencia y el delta del Ebro; y el buitre negro ha vuelto a volar en los Pirineos, montañas donde también ha regresado el oso pardo tras su reintroducción en la vertiente francesa.
Entre los anfibios liberados a sus antiguos dominios figura el sapillo balear o ferreret de Mallorca, y entre los peces, el samaruc (Valencia hispanica), endémico de la Comunidad Valenciana.
Pollo de quebrantahuesos listo para ser liberado en el norte de Castellón. / Bruno Durán