Los organoides cerebrales, versiones funcionales y en miniatura de estructuras reales del cerebro humano, son una nueva tecnología en crecimiento con extensas aplicaciones en investigación y, quizá en el futuro, también en medicina regenerativa. Pero al simular un órgano pensante, plantean un debate más allá de la ciencia: ¿podrían llegar a ser conscientes?
El trabajo, realizado en ratones transgénicos, combina optogenética, registros neuronales y algoritmos de IA. Con los resultados, el equipo ha creado a una herramienta abierta a la comunidad científica y podría tener aplicaciones en enfermedades como el alzhéimer. Los resultados se han publicado en Science.
Nuestro cerebro no solo registra lo que vemos, sino que organiza esa información en estructuras geométricas complejas. Esta capacidad, esencial para orientarnos y recordar, se basa en la actividad coordinada de distintas poblaciones neuronales que construyen mapas mentales dinámicos y precisos.
La neurocientífica lleva toda su carrera intentando comprender las billones de conexiones que forman las neuronas en el cerebro. Sus investigaciones sobre cómo se forman los circuitos de los sentidos durante el desarrollo fueron galardonadas con el Premio Rei Jaume I de Investigación Médica en 2023.
Con el apoyo financiero de algunas grandes fortunas, la ciencia de la longevidad está haciendo grandes avances para estirar nuestra esperanza de vida. Sin embargo, vivir un siglo o más no servirá de mucho si la cabeza no nos funciona.
Un equipo internacional ha logrado ver en el cerebro post mortem unos pequeños cúmulos de proteína, llamados oligómeros de alfa-sinucleína, considerados los desencadenantes de parte de la enfermedad. Hasta ahora no existía una técnica capaz de ver estas acumulaciones de apenas unos nanómetros de tamaño.
Investigadores de la Universidad de Boston sugieren que los recuerdos de momentos cotidianos adquieren más fuerza cuando se asocian a un hecho significativo: algo sorprendente, gratificante o con carga emocional. Los resultados del estudio podrían servir para mejorar el aprendizaje y desarrollar tratamientos frente a problemas de memoria.
La dirección de las ondas lentas cerebrales depende de la excitabilidad de las neuronas. Un modelo computacional demuestra que no es solo la anatomía la que determina cómo se propagan estas oscilaciones.
Investigadores finlandeses han analizado cómo el cerebro reacciona de forma inmediata ante escenas de acoso. Estas imágenes despiertan de manera instantánea circuitos ligados a la emoción y la respuesta a amenazas.
La forma en que procesamos la información cambia según lo que podemos ganar o perder. Una investigación revela que esta dinámica influye en nuestra tendencia a aceptar afirmaciones falsas, especialmente cuando provienen de personas cercanas.