En 2011 el sector eléctrico español generó cerca de 73 millones de toneladas de CO2, un 25 % más que en 2010, según datos facilitados por Red Eléctrica. El aumento se relaciona con la mayor actividad de las centrales de carbón, que doblaron su producción el año pasado, y la menor contribución de otras fuentes de energía “limpias”, en especial la hidráulica. La demanda bruta de energía eléctrica en la Península se ha reducido un 2,1%.
El ensayo Malagón, que forma parte del Campus de Excelencia en Agroalimentación ceiA3, ha cumplido 25 años probando, entre otros resultados, que no labrar la tierra entre cosechas contribuye a reducir las emisiones de C02 y los costes de fertilización.
Un nuevo estudio con participación española sugiere que la tasa de calentamiento global que obtendríamos al duplicar el dióxido de carbono atmosférico estaría por debajo de las estimaciones más alarmantes de algunos estudios previos. De hecho, la investigación estima que sería menos grave de lo que predijo el informe de 2007 del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
El Servicio de Espectrometría de Masas de la Universidad de Salamanca y la empresa Iberdrola acaban de iniciar un proyecto de investigación para intentar separar el dióxido de carbono (CO2) de los gases que emiten las centrales térmicas. El objetivo es comprobar si las técnicas que utiliza la espectrometría de masas para identificar compuestos serían útiles para llevar a cabo esta separación de una manera eficiente, es decir, sin tener que emplear para ello demasiada energía.
Investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) de Barcelona informan que los beneficios para la salud de la actividad física al desplazarse en bicicleta dentro de la ciudad son mucho mayores que los riesgos por la contaminación del aire y los accidentes de tráfico. De hecho, estos beneficios se han cuantificado y confirman que, gracias al uso habitual del Bicing, el número de muertes anuales disminuye en un 24% (en el caso de la ciudad de Barcelona, 12 muertes) reduciéndose además las emisiones de CO2 en más de 9.000 toneladas durante el mismo período de tiempo.
Un nuevo estudio de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), agencia científica del Departamento de Comercio de EEUU, demuestra que reducir las emisiones de otros gases diferentes al dióxido de carbono (CO2), “rey indiscutible” del cambio climático, podría ralentizar el efecto invernadero.
La comunidad científica no se cansa de advertir sobre el peligro de un cambio climático irreversible si no reducimos la emisión de gases de efecto invernadero. Las soluciones pasan por la eficiencia y el uso de energías limpias, pero existe una tercera vía: la captura y almacenamiento de dióxido de carbono. Para investigar las posibilidades de esta tecnología, la Fundación Ciudad de la Energía acaba de poner en marcha un centro de referencia mundial en Cubillos del Sil (León).
Un estudio de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) revela los datos de las emisiones de gases de efecto invernadero de la actividad pesquera de Galicia por especies y técnicas de pesca. Según sus estimaciones, la huella de carbono para esta actividad es de 888,620 toneladas por año. Por especies, las que se recogen en alta mar son las que contaminan más.