Restos de microorganismos de 3.770 millones de años han sido descubiertos en rocas sedimentarias que pertenecieron a antiguas fuentes hidrotermales. Los tubos y filamentos microscópicos, formados por bacterias que vivían en hierro, se convierten así en la primera evidencia de vida en la Tierra.
Las bacterias Bifidobacterium longum y Lactobacillus rhamnosus, presentes de forma natural en el tracto intestinal, transforman los antioxidantes del zumo de naranja, llamados flavanonas, en moléculas más sencillas. Un estudio describe los detalles de este proceso de transformación de los compuestos beneficiosos del jugo de naranja en el organismo. Los resultados permitirán el uso de estos agentes en el diseño de nuevos alimentos que potencien su acción saludable.
Wolbachia es la bacteria que más presencia tiene en animales, probablemente, gracias a su gran capacidad de adaptación. Un estudio, basado en la genómica comparada, revela la edad de 200 millones de años de este microorganismo especializado en artrópodos y nematodos y demuestra que su genoma evoluciona muy lentamente. Para los científicos, la bacteria podría actuar como aliada en la lucha contra enfermedades como el dengue o el zika.
Por primera vez, un equipo de científicos ha encontrado un vínculo entre las bacterias intestinales y la enfermedad de Parkinson. Su estudio en ratones señala al microbioma como una clave para el deterioro motor típico de este trastorno neurodegenerativo. Los autores advierten que los antibióticos o los trasplantes de microbios fecales aún están lejos de ser terapias viables para humanos.
Las leguminosas y algunas bacterias son capaces de asociarse para lograr beneficios mutuos. En las raíces se forman nódulos gracias a los cuales las plantas obtienen nutrientes esenciales, especialmente, nitrógeno. Científicos españoles han encontrado una nueva especie de bacteria que establece esta simbiosis con la leguminosa Lotus corniculatus.
Uno de los métodos utilizados para desinfectar el agua en los países empobrecidos es introducirla en botellas de plástico y exponerla al sol durante varias horas. Ahora investigadores de la Universidad de Cádiz han comprobado que este proceso se acelera y es más eficaz cuando se utilizan bolsas, cuya capacidad triplica a la de las botellas, un método sencillo y barato para eliminar las bacterias.
Investigadores de la Universidad de Córdoba describen cómo una parte de microorganismos, que ayudan a fijar dióxido de carbono, ha adaptado su metabolismo desprendiéndose de las proteínas que lastran a otras cianobacterias para ocupar zonas intertropicales. Según el estudio, esto ayudaría a predecir su distribución cuando las aguas del planeta se calienten por culpa del calentamiento global y contribuir a reducirlo.
Un equipo de investigadores ha detectado deficiencias en los procedimientos encaminados a reducir la contaminación bacteriana de las ambulancias que puede afectar a las personas trasladadas. Según el estudio, la localización de los puntos más conflictivos en las ambulancias invita a elaborar programas para concienciar, educar y promover prácticas seguras (como lavarse las manos) que optimicen la higiene del personal y la limpieza y desinfección del vehículo sanitario.
Investigadores de las Universidades de Jaén y São Paulo (Brasil) han estudiado la viabilidad de aplicar estructuras microscópicas construidas con microorganismos que repelan los microbios nocivos de los objetos e instrumentos de los procesos productivos. Han analizado una colección de bacterias procedentes de alimentos fermentados brasileños como quesos, con propiedades bactericidas que evitarían infecciones y pérdidas por contaminación en la industria alimentaria.
Algunas de las bacterias intestinales presentes en la actualidad en el ser humano y en los simios han evolucionado de forma conjunta con los homínidos durante millones de años. Según un nuevo estudio, estos microorganismos han estado conviviendo en simbiosis saltando de un ancestro a otro y dividiéndose en diferentes cepas al mismo tiempo que sus huéspedes se diferenciaban en especies.