Cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para mediados o finales de siglo. Aunque la fecha queda aún por determinar en el borrador, este es uno de los objetivos del futuro acuerdo de París. Pero, ¿cómo lograrlo? La eficiencia energética y las energías renovables están en boca de todos aún sin aparecer explícitamente en el texto. El uso de tecnologías verdes se plantea como la solución, pero llegar en pocas décadas al 100% de las renovables –ahora representan casi el 20%– y olvidarnos de los combustibles fósiles se prevé un camino espinoso.
Numerosos científicos participan durante estas dos semanas en la cumbre del clima COP21 de París. José Manuel Moreno, catedrático de ecología en la Universidad de Castilla-La Mancha, explica por qué un aumento de 1,5 ºC ya es prácticamente inevitable. El investigador ha sido además vicepresidente del II grupo del Panel Intergubernamental del Cambio Climático hasta octubre de este año.
La deforestación es una de las actividades que más gases de efecto invernadero emiten a la atmósfera. Reducir estas emisiones será uno de los objetivos de la cumbre del clima que se celebra estos días en la capital francesa. La tarea es complicada, pero según un nuevo estudio, las emisiones podrían reducirse a la mitad en cinco años.
Llega el momento. El planeta espera la respuesta unánime de 195 países y la Unión Europea, que se reúnen del 30 de noviembre al 11 de diciembre en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en París. El objetivo es llegar al primer acuerdo universal y vinculante para limitar el aumento de temperaturas por debajo de los 2 ºC a partir de 2020. A la amenaza terrorista que cubre el cielo de la capital francesa se unen otros obstáculos que podrían ensombrecer las negociaciones.
Obama anuncia un gran plan contra el cambio climático
Para reducir las emisiones de efecto invernadero que genera una localidad, investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y de la Antonio de Nebrija han desarrollado una herramienta que calcula la huella de carbono dentro de la planificación urbanística. Este método pionero se ha probado en 33 municipios de Madrid y Toledo, y podría aplicarse en núcleos urbanos similares.
Investigadores de la Universidad de Cádiz han comparado por primera vez nueve procedimientos usados en Europa y EEUU para medir la incidencia energética y medioambiental del tráfico marítimo y buscar mayor precisión en los análisis de impacto ambiental. El estudio, que ha tomado como referencia la actividad en el estrecho de Gibraltar, señala que según la técnica aplicada los resultados pueden variar entre un 20 y un 25% para algunos contaminantes.
El dióxido de carbono del que tanto se habla por el cambio climático no es el único gas de efecto invernadero que afecta al clima. El metano (CH4) es, después del CO2, el más abundante de la Tierra; sin embargo, es casi 30 veces más potente que este a la hora de atrapar calor en la atmósfera en un periodo de 100 años. El aumento de sus concentraciones en los últimos años y el hallazgo de nuevas fuentes de metano en el océano Ártico vuelven a ponerlo en el punto de mira.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han identificado los factores clave en la evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero por el tráfico de carretera en España. Los datos reflejan que en tiempos de prosperidad económica la eficiencia es menor que en épocas de crisis.