Noches asfixiantes en zonas donde nunca lo habían sido, vientos extremadamente cálidos, intenso olor a humo, tensión en el ambiente mientras los vecinos tratan de organizarse para evitar que el fuego devore sus hogares. En el mejor de los casos, los bomberos ya están por la zona y se oyen aviones anfibios y helicópteros sobrevolando. Esta escena se está repitiendo en multitud de municipios este verano. Varias instituciones científicas hacen un llamamiento para la urgente gestión de los bosques en España.
Un estudio con participación española revela que el cambio climático aumenta la probabilidad de incendios forestales. El trabajo, que incluye análisis de datos de última generación con observaciones por satélite y modelos climáticos, señala que las acciones y políticas humanas desempeñan un papel fundamental en la regulación de los impactos regionales.
Las zonas afectadas por los fuegos se encuentran en el sur, centro y norte del continente, pero este cambio histórico en el régimen de incendios de Europa es más intenso en el área del Mediterráneo y está relacionado con la crisis climática. Así lo revela un estudio liderado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales.
Una ‘diadema’ capaz de predecir crisis epilépticas, una enfermera virtual para el seguimiento de pacientes con enfermedades crónicas y una silla de ruedas que pone de pie al usuario en segundos. Estos son algunos de los proyectos tecnológicos de Europa y Latinoamérica que llegaron a la final de los Premios Fundación MAPFRE.
Un estudio internacional, codirigido por el Centro Nacional de Supercomputación, demuestra que las partículas emitidas por una oleada de fuegos en el país austral causaron un crecimiento generalizado de algas microscópicas marinas a miles de kilómetros.
La actividad incendiaria es tan compleja que no existe una única forma de gestión exitosa. Desde el Centro de Investigación Forestal de Lourizán, la investigadora Cristina Fernández analiza cómo reducir el riesgo y mejorar la capacidad de recuperación de los paisajes ya quemados.
Con las restricciones por la covid-19 de 2020 disminuyeron las hectáreas quemadas en el Mediterráneo. ¿Qué podemos aprender de la pandemia para mejorar su gestión? Esta es la pregunta que se hizo un equipo de científicos, que insiste en gestionar los combustibles y concienciar a la sociedad para disminuir el impacto del fuego.
Un nuevo estudio con participación española fija los ingredientes fundamentales para que se desencadenen grandes incendios forestales. El clima aparece como uno de los principales desencadenantes al propiciar la inflamabilidad del combustible, las condiciones de sequía y la efectividad de las igniciones.
El cambio climático perjudica a la salud. Así de tajantes se muestran Cristina Linares Gil y Julio Díaz, investigadores que llevan años estudiando el impacto sobre las vidas humanas tanto del frío como del calor extremos. Este año, en el Instituto de Salud Carlos III han creado una unidad de referencia en cambio climático, salud y medio ambiente urbano.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han desarrollado un algoritmo sencillo para elaborar mapas de la estructura de la vegetación y cambios en el bosque, lo que ayuda a determinar el riesgo de incendios. Para realizar el estudio se han utilizado datos LIDAR, obtenidos desde el aire con tecnología láser.