Un estudio internacional muestra que los seres vivos grandes, longevos y de baja fertilidad en riesgo de extinción, sean vegetales o animales, son responsables del 80% de la diversidad funcional en los ecosistemas del planeta.
Murciélagos, civetas y dromedarios han estado implicados en diferentes epidemias de coronavirus. Conejos, pangolines y erizos podrían convertirse en huéspedes de nuevos virus a largo plazo, según un modelo de machine-learning que valora en qué mamíferos sería más probable que el SARS-CoV-2 se recombine con otros. Los autores señalan que no quieren crear alerta sobre esos animales, “ya que la recombinación podría no ocurrir en ellos”.
Una nueva herramienta ha logrado realizar por primera vez estudios a gran escala de la evolución de los vertebrados comparando los genomas de más de 600 especies de aves y mamíferos. Los resultados, publicados en tres estudios de la revista Nature, arrojan luz sobre cómo las especies se relacionan entre sí.
El pelaje del ornitorrinco, protagonista de nuestro #Cienciaalobestia, se ilumina de verde o cian bajo la luz ultravioleta, según un nuevo estudio. Se trata de la primera observación de biofluorescencia en un mamífero que pone huevos, los llamados monotremas y de los que hay cinco especies. Los científicos sugieren que este extraordinario rasgo podría no ser tan raro como se pensaba hasta ahora.
Las sustancias venenosas no son exclusivas de reptiles, anfibios y peces. El ornitorrinco, algunas musarañas, los primates loris y los murciélagos vampiro las emplean con diferentes propósitos: depredación, defensa o competencia. Estos animales de aspecto inofensivo son protagonistas del #Cienciaalobestia en el Día Mundial de los Animales.
Los animales se enfrentan a múltiples amenazas en muchas regiones del mundo. Un estudio ha combinado por primera vez a gran escala el impacto de la caza y el cambio en el uso del suelo en más de 1.800 mamíferos tropicales y concluye que ambas presiones reducen entre el 40 % y el 50 % la distribución de estas especies.
Formas básicas de organización trófica que han estructurado en el artículo. De izquierda a derecha y de arriba abajo: Boreal, templada, semiárida, depauperada tropical estacional, y tropical húmeda. / Pedro Salgado
El clima determina el tipo de redes tróficas que encontramos en la naturaleza y las actividades humanas las empobrecen. Así lo confirma un estudio liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. A partir de la distribución geográfica y preferencias alimenticias de todos los mamíferos terrestres de gran talla del planeta, los autores encontraron que las comunidades se agrupan en seis tipos, en función de cómo son sus redes tróficas.
El registro fósil de los mamíferos norteamericanos puede resumirse en seis grandes asociaciones faunísticas en los últimos 66 millones de años. Un estudio ha permitido ahora caracterizar estos grupos desde la perspectiva de las adaptaciones ecológicas, el tipo de alimentación, el tamaño corporal, entre otros. Los resultados muestran una tendencia hacia un mayor grado de especialización ecológica.