Los humanos modernos se expandieron hacia el noroeste de Europa antes de lo que se pensaba, siendo coetáneos de los neandertales que miles de años después desaparecerían en el suroeste. El Homo sapiens se adaptó bien al frío, en un ambiente muy similar al de la actual estepa rusa, y entre su dieta destacaba la carne de reno, lobo y caballo.
Las investigaciones de Gerardo Ceballos y Rodolfo Dirzo establecieron que “las tasas actuales de extinción de especies en muchos grupos de organismos son mucho más altas que en los dos millones de años previos”, según resalta el acta del jurado.
Al contrarío de lo que se podría pensar, estos pequeños animales no se dirigen directamente hacia el foco luminoso, sino que inclinan su dorso hacia él, lo que desvía y modifica de forma errática su trayectoria. Con luz natural, sin embargo, este mismo comportamiento les ayuda a mantener su posición correcta en el aire. Un equipo de biólogos lo ha investigado y grabado con cámaras de alta velocidad.
La tasa reproductiva anual de la especie es del 7,15% y la mortalidad total, del 12,5%, lo que aboca a su desaparición si no se toman medidas. Cada año mueren más de treinta ejemplares por causas antropogénicas, la mitad de la mortalidad total registrada.
Investigadores del CSIC han creado Plantimpactseurope, una plataformande libre acceso, que incluye información de 104 especies invasoras de 29 países europeos.
Una investigación liderada por la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Geociencias ha analizado el cambio en la dieta de los herbívoros a partir de esmalte dental de mamíferos fósiles. Por primera vez se evalúa la dieta de dos especies de carnívoros extintos de Sudamérica, determinando la relevancia de su diferencia de tamaño.
La investigadora Dorthe Dahl-Jensen acaba de recibir el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático. Lleva décadas reconstruyendo el clima del pasado gracias sus estudios en Groenlandia. El hielo le permite comprender mejor el futuro que nos espera, con concentraciones de gases de efecto invernadero que no tienen precedentes.
Tan solo quedan dos hembras de esta especie vivas, Najin y Fatu, madre e hija, que viven en la reserva de Ol Pejeta, en Kenia. Por esta razón, la única alternativa a la extinción de estos animales es lograr la reproducción asistida con las técnicas y métodos actuales.
Un equipo internacional, liderado por un investigador de la Universidad Politécnica de Madrid, ha descubierto en linajes de Escherichia coli que la proporción global de mutaciones letales, perjudiciales y neutrales se mantiene prácticamente constante a lo largo de la evolución.
Gracias a tomógrafos cada vez más potentes, la paleoneurología está transformando nuestra comprensión de estos animales extintos. Investigaciones sobre el cerebro, el sistema nervioso y otros tejidos blandos que dejaron marcas en el cráneo de estas criaturas nos revelan sus capacidades cognitivas, así como también sus limitaciones.